En este post me propongo revisar el estado de las instituciones de educación superior a la luz de la tercera misión (TM) de las universidades y su impacto en la reputación.
La tercera misión de la universidad se estructura en torno a tres ejes principales: el aprendizaje permanente (lifelong learning), el emprendimiento empresarial junto a la innovación, y el compromiso social.
La universidad emprendedora
La universidad emprendedora pretende facilitar, movilizar e incentivar la creación de empresas de base tecnológica (spin-offs universitarias) y otras acciones que generen nuevas relaciones intra-agent, que permitan generar ingresos adicionales para el presupuesto universitario (Schulte, 2004)(1). En este mismo sentido, la universidad innovadora incluye en su misión la responsabilidad de promover y generar proyectos de I+D+i.
Desde sus inicios, la universidad ha tenido estas tres funciones. Sin embargo, el énfasis en la sostenibilidad y el enfoque de impacto de la mano de los estudiantes ha reforzado la necesidad de aportar a la sociedad profesionales con capacidad de liderazgo, formados para los retos de la transformación digital y la pandemia que vive el mundo.
Es un hecho, que aquellas universidades que cuentan con un excelente «Career Services» tienen mejores resultados de empleabilidad de sus alumnos y sus Alumni, y como consecuencia en los rankings de empleabilidad.
La universidad social
La apertura al emprendimiento y a la innovación ha sido un desafío casi natural para las universidades que intentan conectar con sus estudiantes centeniales y mileniales. Una universidad socialmente responsable, capaz de integrar voluntariamente las preocupaciones sociales y medioambientales en las actividades ordinarias de enseñanza e investigación, se enfrenta a un reto cotidiano.
La participación de los estudiantes y del personal universitario en actividades de voluntariado social es uno de los mecanismos para realizar su tercera misión y contribuir a la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible.
Desde que las Naciones Unidas firmaron la Declaración «Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible», las universidades de todo el mundo han tenido la oportunidad de trabajar por sus 17 objetivos (SDG). El Times Higher Education Impact Ranking anima a la comunidad universitaria, desde 2019, a considerar su trabajo a la luz de estos principios.
El ranking THE Impact otorga a las universidades una oportunidad para demostrar que tienen otras cualidades dignas de destacar, como su cuidado por la sostenibilidad. Además, es un incentivo y reconocimiento reputacional a las IES que desarrollan su tercera misión.
Sostenibilidad y reputación
¿Pero cómo vincular la sostenibilidad de una universidad a su reputación? Si bien estos dos factores no tienen una relación directa, la consecuencia de hacer bien a la sociedad, sí aumenta la reputación de esa institución en los stakeholders que se han visto afectados por las acciones positivas de los integrantes de la comunidad universitaria.
La llamada “gestión de la reputación” es un proceso determinado por cuatro acciones: conocer, decidir, innovar y comunicar.
En resumen, la reputación no se cultiva si no se gobierna correctamente.
Los factores que forman la reputación pueden dividirse en dos categorías. Por un lado, hay aspectos objetivos que reflejan la realidad de una institución de educación superior; por otro lado, hay factores subjetivos que regulan los intereses, las expectativas y las percepciones de quienes emiten los juicios: los stakeholders.
Escuchar a los grupos de interés
Es aconsejable que la “gestión de la reputación” en una universidad incluya temas de responsabilidad social, comunicación, gestión del engagement con los estudiantes, la integración de sus necesidades y visiones a la hora de tomar decisiones a nivel ejecutivo. Como consecuencia de estas acciones, se eleva el nivel de apoyo y recomendación en los grupos de interés.
Escuchar en una organización es una actividad importante a gran escala, que requiere una «arquitectura de la escucha«, como el profesor Jim Macnamara acuñó el término para incluir a todas las partes interesadas de una institución en la construcción de una estrategia hacia el éxito.
En síntesis
En resumen, participar y crear actividades relacionadas con la sostenibilidad es una oportunidad para resolver problemas con impacto real y positivo en la sociedad. Además, se contribuye a su crecimiento personal mediante la incorporación de conocimientos y nuevas habilidades y la creación de nuevas redes de relación social. El trabajo en equipo y sus competencias puede suponer para los estudiantes el reconocimiento de la universidad y, en consecuencia, de la sociedad.
Referencias:
(1). Schulte, P. (2004). The entrepreneurial university: a strategy for institutional development. Higher Education in Europe, 29(2), 187–191. https://doi.org/10.1080/0379772042000234811