“Debemos ayudar a los jóvenes a superar el analfabetismo afectivo que les impide descubrir qué es lo que el amor pide a cada persona”, afirmó Juan José Pérez-Soba, profesor ordinario del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las ciencias del Matrimonio y la Familia (Roma).
El experto intervino en el curso “La educación de la afectividad: principios antropológicos y aplicaciones prácticas” organizado por el Instituto Core Curriculum de la Universidad de Navarra.
Vídeo de la conferencia de Juan José Pérez-Soba en la Universidad de Navarra
Más de 5.000 personas de 47 países de los cinco continentes siguieron el curso de manera presencial u online en el que intervinieron Juan José Pérez-Soba; Nieves González Rico, directora académica del Instituto “Desarrollo y Persona” de la Universidad Francisco de Vitoria; y Jokin de Irala, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública e investigador del proyecto Educación de la afectividad y de la sexualidad humana del Instituto Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra.
Pérez-Soba recordó en sus intervenciones el papel central de los afectos en la formación de los jóvenes. “La educación tiene que ser una educación ante todo en los afectos; y obviarlo genera un vacío en los jóvenes que les dificulta encontrar el sentido de aquello que están viviendo”, afirmó.
Por su parte, Jokin de Irala destacó que los jóvenes tienen un anhelo profundo de entregarse a otra persona. “Podemos ayudarles en su camino de crecimiento. El primer paso es que se sientan sinceramente acogidos, queridos, por quienes les acompañamos”, destacó.
Al mismo tiempo, el investigador expuso cuatro oportunidades que se presentan ante “cualquier pregunta de nuestros hijos sobre afectividad y sexualidad”.
El diálogo muestra la posibilidad de explicar aspectos acerca de “nuestra biología, nuestra capacidad de amar, también sobre los estilos de vida y actitudes que nos hacen crecer en plenitud, y también para la apertura hacia lo trascendente”.
Por su parte, Nieves González Rico recordó, refiriéndose a los docentes, la importancia de formar formadores “que anuncien la grandeza y belleza de la sexualidad”. Asimismo, destacó “la labor fundamental para abordar con sencillez y naturalidad lo referente a la identidad personal de los alumnos: ¿yo quién soy? ¿yo para quién soy?”.
A lo largo de las jornadas, Pérez-Soba subrayó la necesidad de que las instituciones universitarias recuperen su papel en la sociedad como motor de pensamiento. El experto animó a que “la universidad no responda solo a urgencias, sino sea capaz de mirar a un horizonte que permita a sus alumnos encontrar su propia identidad”.
Para ello, tiene que ser un lugar de un pensamiento libre. Necesita crear un sistema de relaciones entre los miembros de la comunidad universitaria que genere precisamente ese tipo de pensamiento y una forma de vida que es lo que las personas más necesitan.