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Reputación

Relación entre la reputación, responsabilidad social y la empleabilidad de los alumnos

Cualquier actividad en la que se involucren de lleno los estudiantes, va a ser un factor determinante en el futuro de ellos y de la sociedad. Gran parte de esas actividades se van a desarrollar en las universidades, y estás tiene que ser el potenciador principal de esas iniciativas. Así lo comentó Elena Chernyshkova, presidenta de Sistema Charitable Foundation, en una entrevista realizada en el Building Universities’ Reputation 2017, en la que mencionaba que las universidades no son únicamente entidades con un factor de negocio, sino que también tienen el objetivo de convertirse en entidades sociales y responsables.

En otras palabras, las universidades no solo tienen el objetivo de formar, de la mejor manera,  a los estudiantes en el ámbito profesional, sino que tienen el deber de influir de manera activa en el crecimiento social y personal de cada uno de ellos, para que logren, en un futuro, ser ciudadanos activos y con una misión importante en el transcurrir de la sociedad.

Según Chernyshkova, la reputación de las distintas universidades se vuelve un factor de gran valor a la hora de tomar la decisión de a qué centro universitario se va a asistir para cursar la carrera, por lo que, la institución universitaria, pensando en el estudiantado y su futuro, tiene que lograr esa relación recíproca entre la calidad del producto y la reputación del mismo.

“Es una buena forma de seleccionar  buenos estudiantes”, opinaba Chernyshkova acerca de la fuerte influencia que el centro universitario va a crear en la decisión posterior de conseguir empleo. Por lo tanto, la oferta académica de la universidad sincronizada con la mejor reputación posible en conjunto con las iniciativas propuestas por los estudiantes, va a ser una fórmula ganadora en la posterior empleabilidad del alumnado.

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Reputación

La clave de la reputación de Harvard: Los alumni

El ambiente de las universidades es de las situaciones más enriquecedoras gracias a variedad de los grupos de interés que existen alrededor de ellas (padres, alumnos, profesores, investigadores, donantes, etc.) Paul Andrew, Vice President of Communications and HPAC at Harvard University, cuenta el potencial que tienen estos grupos a la hora de volverse líderes de opinión en sus respectivos ámbitos.

Andrew habla de la importancia de que las universidades se centren en esos grupos de interés individualmente y en cada uno de los individuos que componen esos grupos, para lograr una comunicación eficaz, y así, poder satisfacer, informativamente, las necesidades que se tengan. El trabajo por fortalecer esos grupos de interés va a afectar a que las universidades puedan forjar lazos y relaciones más fuertes y así poder llegar a influir más.

Desde Harvard, el trabajo para incrementar sus relaciones con esos grupos de interés se hace mediante la enseñanza, la investigación y la docencia, no siendo utilizados como intangibles, sino como pilares de la misión de Harvard. Programas diseñados para mejorar la enseñanza presencial y a distancia, ayudado de la implantación de las nuevas tecnologías, provocan que esta universidad siga manteniendo esa resonancia a nivel mundial.

La forma más sencilla y precisa de medir el trabajo y esfuerzo implementado en la docencia es a través de sus antiguos alumnos. No solo por el aumento de los alumni, sino por su peso e impacto que tienen en sus determinados ámbitos profesionales. Los antiguos alumnos van a determinar el prestigio y la reputación que va a tener el centro universitario, por lo que el compromiso que se tiene que tener con ellos, mediante la actualización y el posicionamiento en vanguardia de los planes de estudio, tiene que ser uno de los objetivos primordiales a tratar.

 

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Gestión universitaria

¿Por qué es importante la internacionalización de la universidad?

Los universitarios internacionales se fijan en muchas variables a la hora de escoger el centro de estudio. Algunas de ellas pueden ser el país, cuál ciudad es mejor, más bonita, cuál es la mejor institución para formar en una determinada área de especialización, entre otras. Hans de Wit, Director of the Center for International Higher Education, del Boston College, señala que la reputación se vuelve un buen indicador, pero que va a depender de la calidad de la educación.

Los estudiantes internacionales tienen que hacer una decisión calculada a la hora de escoger la universidad. Esa decisión la hacen basándose en la información que tienen, una de ellas son los rankings de reputación.

La internacionalización se vuelve un aspecto muy importante ya que, como dice de Wit “(…) somos una sociedad global del conocimiento”. Ese conocimiento se vuelve el principal factor para poder construir las sociedades actuales. Las universidades, su reconocimiento y su competencia al más alto nivel, se convierte en el canal principal para cultivar ese conocimiento.

Esa búsqueda de la internacionalización mediante el cultivo del conocimiento se tiene que buscar sin sacrificar la calidad de la institución.  Los rankings son importantes para la reputación y el crecimiento de las universidades, pero no pueden convertirse en el único objetivo de estas, ya que se podría perder el norte. La calidad no se va a definir por el puesto del ranking en el que se encuentre nuestra universidad, sino que la va a definir la misión de la universidad, nuestra composición como institución.

Es importante que cada universidad evalúe el cómo, en el contexto concreto de trabajo, la internacionalización pueda jugar un papel importante para potenciar nuestra institución.

 

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Reputación

Reputación universitaria: la visión del empleador

La reputación de la universidad es un plus, pero también es importante la calidad del grado, las asignaturas estudiadas y la facultad donde hayas estudiado, ya que la reputación puede ser localizada en una facultad en concreto. Hoy en día hay una nueva tendencia a la hora de reclutar a personas. Cada vez son más los reclutadores que no están interesados en la universidad donde el estudiante ha cursado su carrera o las notas que ha sacado. Esto lo hacen para favorecer la movilidad social y evitar sesgos en las decisiones de reclutamiento.

Salvador Palmada remarca la importancia de conseguir buenos líderes. El buen líder produce resultados tangibles, generando un largo impacto. En cambio, un mal líder podría provocar grandes costes para la compañía. A la hora de encontrar buenos líderes,  Palmada nos propone seis capacidades necesarias:

  1. Obtener resultados
  2. Pensamiento estratégico
  3. Capacidad para liderar cambios
  4. Capacidad para liderar personas
  5. Capacidad para colaborar e influencias
  6. Capacidad para desarrollar a las personas y a la organización

Otro aspecto a tener en cuenta es el marco cultural, donde se valora la cultura del cliente versus la de la organización. Por un lado, se presta atención a su comportamiento en torno a las personas y, por otro, a su actitud frente al cambio. Lo que esta metodología permite es asesorar potencialmente los problemas que puedan llegar por culpa del marco cultural. Por último, la inteligencia ejecutiva tiene un gran papel, ya que es el futuro potencial y la capacidad del empresario para familiarizarse con situaciones complejas y desconocidas. A la vez, la inteligencia ejecutiva se divide en tres dimensiones:

  • Pensamiento crítico y conceptual
  • Conciencia interpersonal y social
  • Juicio de uno mismo
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Gestión universitaria

Aprender a olvidar, una clave para la formación continuada

El diario ABC publicó una nota periodística este domingo 23 de septiembre sobre la importancia de la formación continuada. Aitor Larrabe, Director de Talento de Ferrovial, destacó el importante papel de la formación continua de calidad que ofrecen lass universidades a sus graduados.

 

Por Aitor Larrabe, Director de Talento, Ferrovial

En nuestro entorno suceden muchas cosas. Todas ellas resultan importantes y, además, parece ser que pueden impactar con bastente probabilidad en nuestras empresas y trabajos.

Asimismo, se ha extendido la idea de que todos debemos saber de todo: sobre tecnología, actualidad mundial, economía, sociología…Conviene entender la globalidad y estar familiarizados con distitnos modelos de negocio. En efecto esa percepción es una realidad.

Esto se debe, en buena medida, a que cualquier tema en cualquier área puede representar una amenaza- desde la falta de liquidez de los mercados asiáticos hasta que un robot ejecute mi trabajo-; puede ser una oportunidad-esa tecnología ejecuta automáticamente la parte más tediosa de mi trabajo-; e incluso un mismo hecho, bien liderado y manejado, se convertirá en una oportunidad, pero si lo descuido- como el conocimiento de mis clientes- se transformará en una grave amenza.

En este contexto tan complejo hay, sin embargo, una sencilla solución: basta con aprender a olvidar.

Olvidar, en primer lugar, que la formación individual depende de otros

En vez de quedarnos a esperar que me «convoquen a un curso», hemos de encontrar aquello que nos impulse a avanzar, sea en nuestro trabajo actual, proyectándonos hacia un trabajo futuro o en el conjunto de nuestra vida. En general, se trata de nunca dejar de aprender.

Olvidar el paradigma de que basta con saber un poco de todo o mucho sobre algo

Los roles especializados, y también los generalistas, siguen requiriendo de profundidad y cierta perspectiva. Se trata, al final, de diferenciar entre los temas de los cuales debemos conocer al menos algo y aquellos en los cuales no hay más opción que ser expertos.

Olvidar que solo se aprende «en el trabajo»

Con frecuencia, las personas que más aportan a la empresa son aquellas que incorporan distintas perspectivas en su vida, de modo que lo aprendido en un entorno lo aplican también a otro. Esa competencia, que podríamos llamar «reconocimiento de patrones», genera, por ejemplo, la capacidad de trasladar aspectos del deporte a la propia empresa, o de trabajos de voluntariado al ámbito profesional (y viceversa), de la educación de los hijos a la gestión de equipos, etcétera. Si permanecemos atento a nuestra vida personal, nos daremos cuenta de que existen infinidad de aspectos con aplicación en la esfera laboral.

Olvidar que formarse solo implica pensar

Por ejemplo, si sabemos que un buen gestor de personas requiere de un entorno de confianza para sacar el mayor partido a las ideas de su equipo, no vale solo con pensarlo. Es necesario «pasar a la acción». Hace poco escuché decir: «No es posible dirigir (maniobrar) un coche aparcado. Hace falta movimiento para poder hacerlo».

Olvidar la tendencia a no reflexionar

Parece que estamos abocado a ello por la velocidad y complejidad que nos rodea. No obstante, es bueno revisar la dirección e intención de nuestras acciones, el modo de ejecutarlas y confirmar, además, que se encuentran alineadas con los objetivos previos. Este ejercicio debe ser constante, de modo que ajustemos nuestras acciones tanto desde el éxito como desde el fracaso. En último término, si lo que hacemos no lo vemos ni como éxito ni como fracaso…puede que lo que estemos haciendo no merezca la pena.

Se trata, a fin de cuentas, de observar, escuchar, enseñar y fallar- por qué no- pero con inteligencia. También de hacer acopio de humildad para aprender siempre. En especial, en aquellos campos que no dominamos. Y asegurarnos de que existe una intención en todo aquello que ejecutamos- aunque solo sea el mero disfrute-, sin perder de vista el valor de compartir nuestros conocimientos con otros.

A esta lista de acciones imprescindibles se suma, para quienes tienen la responsabilidad de liderar personas, una tarea adicional: afianzar un entorno de respeto e incentivo al aprendizaje, así como mecanismos que faciliten la incorporación de todo ese bagaje y que ayuden a que el talento de las personas llegue a los ámbitos clave para la empresa.

En el apoyo al aprendizaje permanente, las universidades son protagonistas por su capacidad para ofrecer a sus graduados una formación continuada de calidad. De este, y otros aspectos cruciales, trataremos en el congreso BUR (Building Universities’ Reputation), que tendrá lugar los días 2 y 3 de octubre en el campus de la Universidad de Navarra en Madrid.

 

Artículo de opinión escrito en ABC – Empresa, el día 23 de septiembre de 2018

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Reputación

¿Qué es la reputación universitaria? Los estudiantes dicen lo que piensan

Varios estudiantes de la Universidad de Navarra mostraron su opinión respondiendo a la pregunta de: ¿Qué representa la reputación universitaria para el alumnado? Lo interesante de esta muestra, y que garantiza la diversidad de las opiniones, es la internacionalidad de la misma universidad.

Los estudiantes hablaron de las grandes facilidades que da la universidad para poder sacar el máximo provecho de la etapa universitaria, como por ejemplo las excelentes instalaciones y las constantes ayudas de la universidad para el quehacer diario del estudiante. Otro aspecto es la exigencia y el constante reto a los alumnos por el propio bien de ellos. También la facilidad y el orgullo con que los estudiantes se identifican con la misión y visión de la universidad, que tiene que fin, el lograr mantener ese acercamiento al centro de estudio durante toda la vida.

Uno de los aciertos que tiene la Universidad de Navarra desde el inicio de la misma, fue el compromiso con las personas de bajos recursos y que querían estudiar. El dinero no se vuelve una barrera para no poder estudiar, con esfuerzo y trabajo, todo se alcanza. Para gente con esta actitud, la universidad proporciona toda la ayuda necesaria.

La universidad se vuelve el lugar de encuentro para estudiantes interesados, abiertos y con ganas de hacer contactos. Es un lugar en donde las facilidades para fortalecer el futuro profesional y personal están disponibles; el que no las busca, no ha sabido aprovechar al máximo esta etapa.

La universidad es saber que los profesores, docentes, investigadores están al servicio del estudiantado en todo momento y lugar.

Para finalizar, la universidad no terminar con a la graduación, sino que ésta, da la oportunidad de seguir vinculado y en contacto con una inmensa red empresarial de contactos. Aquí se evidencia el verdadero enriquecimiento integral que una buena institución universitaria pueda brindar a cada uno de sus alumnos.

Puedes descargarte el PDF en inglés con los resultados de la encuesta.

 

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Reputación

El marketing y la educación superior

«La reputación se ha vuelto vital, en un nivel institucional, para las universidades porque no quieren estancarse, quieren crecer». Mark Sudbury empieza, de este modo, su intervención en el congreso BUR 2017, con la que encamina su tesis sobre el marketing, la reputación y la educación

Mark Subdbury habla del nuevo contexto en el que se encuentran las universidades, este ha generado que las instituciones se centren en el lado empresarial y se focalicen más en el lado «marketiniano». A lo largo de su conferencia habla de las «4ps» del marketing mix y de que tres de esas tienen una actividad limitada dentro del ámbito de las universidades. Actualmente, las universidades están más centradas en la promoción, sin embargo, es interesante ver como las otras «3ps» van tomando más importancia; como, por ejemplo, pensar el «producto» que ofrece la institución.

El presidente de Global Engagement de St Mary’s University, Mark Sudbury, hace incapié sobre la idea de que las universidades se han vuelto más colaborativas. Con una actitud más de colaboración que de competencia. Y como key issue expone que, para llegar a la colaboración, es necesario tener una buena reputación.

Como ideas clave de la conferencia se llega a la conclusión de que el marketing es algo que ha ido apareciendo poco a poco a lo largo del tiempo y se ha convertido en algo muy relevante. La relación entre la educación, la reputación y el marketing, cada vez más, es algo innegable.

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Reputación

Dos factores clave para entender la reputación universitaria

La Universidad tiene como fin colaborar en la formación de ciudadanos democráticos a través de sus dos principales funciones: la social y la cultural. En esta perspectiva, la Universidad se re-plantea constantemente cuestiones de gobierno y gestión, e introduce reformas que acompañan a los diversos fenómenos transversales que forman parte del quehacer mundial de la educación superior en el siglo XXI.

En ese escenario, la función social de la universidad adquiere un papel decisivo en la generación, promoción y difusión de conocimientos mediante la investigación y el fomento de la interdisciplinariedad. Sin embargo, el reto quizá de más calado al que se enfrenta la universidad como institución académica, es la calidad educativa entendida en términos de reputación.

Es por ello que una preocupación constante de los gobiernos de diversos países es si sus instituciones educativas universitarias tienen una posición destacada en los rankings. Además, los académicos usan esas posiciones como índices de calidad de sus sistemas universitarios y los dirigentes de las universidades incorporan la gestión de la imagen y de la reputación para atraer estudiantes, profesores y recursos para la investigación. Todo ello lo reflejan los analistas socio-políticos Pérez-Díaz y Rodríguez en su investigación sobre reputación de las universidades.

Para responder a la pregunta de por qué es importante la reputación universitaria, en la discusión y gestión de una institución educativa superior, conviene apuntar a dos factores claves:

1) La competición, entendida como las diversas transformaciones en las que están inmersas muchas universidades, que les llevan a pugnar por más estudiantes, mejores profesores y más recursos financieros.

Las causas que fomentan esta competición son el decrecimiento de los fondos públicos para las universidades y, concretamente, las reglas de distribución de esos fondos destinados a la investigación. En ese escenario y debido a que se ven abocadas a competir entre sí, la universidad necesita comprender cómo son percibidas por sus diversos públicos.

En este punto, la variedad de públicos y de ámbitos hace referencia a las diversas funciones que puede cumplir la universidad. De allí que una universidad puede tener buena reputación como una universidad que hace una investigación de calidad; que prepara excelentes profesionales para el mercado laboral; que brinda una formación liberal a sus alumnos o que contribuye a desarrollar una ciudadanía más cívica y responsable entre sus alumnos, entre otras facetas.

2) Los rankings, entendidos como las distintas medidas y métricas de la reputación que despiertan una discusión amplia sobre la universidad.

Entre estas medidas, debemos distinguir los factores objetivos (los que reflejan en la medida de lo posible la realidad de la institución educativa) y los factores subjetivos (los que modulan los intereses, las expectativas o percepciones de quienes emiten los juicios). Ambos deben formar el conjunto de medidas disponibles para entender y explicar las estimaciones que hagan de la reputación los distintos públicos.

En conclusión, la competición y los rankings son dos factores que conducen a una de las discusiones actuales más ricas en el mundo de la educación superior: la reputación como calidad percibida.

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Gobierno universitario

El futuro de la Educación Superior

¿Cómo formar a alumnos internacionales? ¿qué estrategias debe adoptar la universidad en un entorno global? ¿cómo afrontar los retos de la digitalización?

Nigel Healey, vicerrector de la Universidad Nacional de Fiji y presidente del comité de conferencias académicas internacionales QS-APPLE, aborda en este video la internacionalización, estrategia y futuro de la universidad.

Los temas de investigación del profesor Healey están enfocados en la internacionalización de la educación superior, la educación transnacional y la política y gestión de la educación superior. 

Antes de la Universidad de Fiji, Healey fue vicerrector de Relaciones Internacionales y Decano de la Facultad de Negocios, Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Nottingham Trent (2011-16), Vicerrector y Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Canterbury (2004-11), Decano de la Escuela de Negocios de la Universidad Metropolitana de Manchester (2000-04), Jefe del Departamento de Estudios Empresariales de la Universidad Metropolitana de Manchester (1996-2000) y Director del Centro de Estudios Económicos Europeos de la Universidad de Leicester (1990-96). Además, ha ejercido como asesor de política económica del Primer Ministro de Bielorrusia y del Viceministro de Economía de la Federación Rusa.